Steve Wozniak – Un visionario demasiado infravalorado

Muy de vez en cuando en la historia de la humanidad, surge una persona que propicia la transformación radical de una industria existente o la creación de una completamente nueva.
Henry Ford lo hizo con la industria del automóvil, Thomas A. Edison lo hizo con las telecomunicaciones y el sector eléctrico (acumulando, por cierto, más de 1.000 patentes en el camino) y frecuentemente se identifican a Bill Gates de Microsoft o a Steve Jobs de Apple como los artífices de la revolución informática de los años setenta.
Sin menospreciar la irrefutable aportación de Gates y Jobs, después de leer la biografía de Steve Wozniak (cofundador de Apple junto a Jobs y primer ingeniero de la empresa de la manzana) creo que este personaje está muy infravalorado y posiblemente haya sido – más que ninguna otra persona – el que más ha contribuido al auge informático durante el siglo XX.
iWoz: Computer Geek to Cult Icon: How I Invented the Personal Computer, Co-Founded Apple, and Had Fun Doing It‘ es un delicioso recorrido a través de la vida de Steve Wozniak desde su infancia hasta sus recientes actividades filantrópicas, con un especial énfasis en los aspectos técnicos y los impulsos personales que le llevaron a inventar el primer ordenador personal con monitor, teclado, CPU y unidad de almacenamiento. Woz tuvo la visión de que los ordenadores personales estarían presentes en cada hogar, serían muy fáciles de utilizar y tendrían numerosos programas y aplicaciones, en un momento en el cual los pocos ordenadores existentes costaban cientos de miles de dólares y eran operados exclusivamente por técnicos cualificados en laboratorios e instalaciones militares.
El libro está estructurado como una serie de historias cortas, capítulos cronológicamente relacionados entre sí y posiblemente destilados de una o varias largas entrevistas con el autor, pero en ocasiones da la sensación de que se han quedado cosas por el camino o hay lagunas que no están debidamente explicadas.
Llama la atención, después de leer el libro, lo importante que es estar en el lugar adecuado (Silicon Valley), en el momento adecuado (años sesenta) y en el entorno adecuado (familia de clase media, con un padre ingeniero y gran vocación docente). Aún así, el libro relata como estos factores sin duda contribuyen al éxito pero la clave no es otra que tener una pasión por algo y no tener miedo de dejarlo todo para perseguir esa pasión.
No os voy a engañar; en algunas ocasiones el libro se vuelve algo denso técnicamente, cuando Wozniak intenta acercarnos al mundo de los transistores, capacitores, diodos, ciclos de procesador o volcados de memoria; aspectos sin duda fascinantes, y esenciales para comprender la magnitud de lo que supuso el Apple I, pero que pueden resultar tediosos para los que no hemos estudiado ingeniería electrónica. Aun así, de estos pasajes se desprende la pasión de Wozniak por la ingeniería y llegamos a comprender los obstáculos que se encontró en el desarrollo de sus primeras máquinas y cómo los superó cuando muy poquita gente en el mundo sabía exactamente lo que estaba haciendo y no existían los foros online para pedir ayuda.
Igualmente, en ocasiones el estilo utilizado por Woz puede resultar algo chulesco, cargante o grandilocuente, (“Yo hice esto, yo hice aquello, yo inventé el ordenador personal, o tuve esta genial idea…”) pero estoy seguro de que su intención no es esa sino que realmente vive y se emociona con lo que está relatando.
De cualquier forma, sin duda es un libro que recomiendo leer. No es la clásica historia de emprendedores y líderes natos (por ejemplo Delivering Happiness de Tony Hsieh), sino más bien todo lo contrario: un recorrido por la vida de una persona humilde, genuina e introvertida que lo único que quería era trabajar en HP toda su vida y programar calculadoras, pero que el destino tenía otros planes para él.
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