En Busca De Tu Propia Identidad

¿Alguna vez te has preguntado qué es lo que te diferencia de otras personas?

Sabemos de forma conceptual que todos y cada uno de los seres humanos somos diferentes – cada uno de nosotros somos verdaderamente únicos – ¿pero realmente qué te hace diferente a ti de tu compañera de trabajo o de tu vecino de arriba?

Y ya que presumiblemente estás leyendo esto porque quieres aprender las claves para construir tu propio negocio de éxito en Internet, vamos a centrar el tiro un poquito más. ¿Por qué algunos emprendedores consiguen sus objetivos y otros no?

Es tentador pensar que algunas personas alcanzan sus metas, sus sueños, sus deseos, sus anhelos y sus aspiraciones porque han partido con cierta ventaja desde el principio. Quizás han nacido en el seno de familias acomodadas, han tenido acceso a una buena educación, han crecido en hogares estables donde se fomentan hábitos saludables, han recibido todo el apoyo del mundo desde el principio y, además, han tenido suerte en los momentos críticos.

¿Pero sabes qué? Frecuentemente sucede justo lo contrario.

Muchos de los emprendedores más exitosos del mundo – desde Larry Ellison (el fundador de Oracle) hasta la reina del entretenimiento Oprah Winfrey – nacieron en familias con escasos recursos económicos, tuvieron infancias realmente duras y la vida les asestó golpe tras golpe.

¿Por qué algunas personas son capaces de superar cualquier adversidad y consiguen sobreponerse a obstáculos titánicos – tanto en su vida personal como en su carrera profesional – mientras que otras, en cambio, arrojan la toalla a las primeras de cambio?

¿Por qué algunas personas ven el vaso siempre medio lleno, a pesar de que su situación amargaría la existencia al común de los mortales?

Pues como tantas otras veces, la respuesta está en otra pregunta.

¿Quién eres?

No es una pregunta retórica.

Busca Tu Propia Identidad
¿Quién eres? No es una pregunta retórica…

Tu respuesta a esta pregunta – ¿quién eres? – forjará tu destino, definirá la razón fundamental de tu existencia y determinará tu reacción ante las cartas que te decida repartir la vida; esos factores exógenos que no podemos controlar ni cambiar por mucho que nos empeñemos.De hecho, es una de las preguntas más profundas y complejas que deberás hacerte si quieres construir un negocio sólido y rentable en la red o alcanzar el éxito en cualquier otra área de tu vida.

En serio, ¿quién eres de verdad?

Tus creencias sobre ti mismo controlan no sólo tus emociones – por ejemplo tu estado de ánimo y cómo te encuentras habitualmente – sino también tu comportamiento. Tus creencias sobre ti mismo condicionan tu vida personal, tus relaciones y tu vida profesional.

Tu identidad – quien eres –  determina en gran medida tus probabilidades reales de alcanzar el éxito. De hecho, tu identidad juega un papel crucial en definir lo que entiendes tú por alcanzar el éxito.

Como recordarás, los ingredientes esenciales para construir un negocio de éxito tanto dentro como fuera de Internet son la pasión, la paciencia y la perseverancia. Lo repito hasta la saciedad en mi podcast de marketing online y negocios en Internet, aquí en mi blog, en El Método ÉPICO, en mis sesiones de consultoría privada y en general siempre que alguien me da la ocasión de hacerlo.

Hasta aquí, perfecto. La teoría está clarísima, y suena fenomenal eso de “las 3 Ps”, ¿pero de dónde sale la pasión, y de dónde sacamos la fuerza para perseverar en tiempos difíciles?

Todo deriva de nuestras emociones –  la pasión, la paciencia y la perseverancia no son atributos medibles ni cuantificables – y por tanto de las creencias que tenemos sobre nosotros mismos.

Nuestra identididad determina nuestro destino, y somos libres de definir nuestra propia identidad.

Piensa un momento en tu relación con otras personas por ejemplo tus familiares más cercanos, los compañeros de trabajo que ves todos los días o los amigos que ves de forma más esporádica.

¿En qué se basa esa relación que tienes con ellos?

Pues por lo general tu relación con otras personas – amigos, familiares, compañeros de trabajo y personas con las que interactúas en tu vida cotidiana – se basa en la opinión que tienes de ellos.

Basta con que un día hayas recibido una mala contestación, un mal gesto o una mala cara de alguien para comenzar a fabricar de forma inconsciente y automática un complejo retrato robot que determinará tu relación con esa persona. Por el contrario, basta con que tengas una reunión agradable con alguien para moldear una imagen completamente diferente que también determinará tu relación con esa persona.

Has definido su identidad, y esa identidad – independientemente de si es verdadera o falsa, porque al fin y al cabo es una opinión basada en sensaciones subjetivas que no se pueden medir ni cuantificar  – condicionará tu relación con esa persona. Hasta que te demuestre lo contrario, si es que le das la oportunidad.

Lo mismo sucede con tu propia identidad. Eso que vemos tan claro en nuestro trato con los demás, también influye en nuestro trato con nosotros mismos.

Tu respuesta a la pregunta de quién eres – tu creencia sobre ti mismo, y por tanto sobre lo que puedes y no puedes llegar a hacer – definirá cómo actúas. Y cómo actúas a su vez determinará lo que consigues en la vida.

Para ilustrar este concepto, Tony Robbins (un prestigioso conferenciante y escritor norteamericano de quien he aprendido muchísimo en estos temas) frecuentemente utiliza la fábula del escorpión y la rana.

Busca Tu Identidad
Imagen “The Frog And The Scorpion” de Frankie02

La rana desconfía al principio, pero luego piensa que si muere por la picadura del escorpión, el propio escorpión morirá ahogado. Y el escorpión no será tan tonto como para hacer eso, ¿verdad?En ella un viejo escorpión le pide a una simpática y despreocupada rana que le ayude a cruzar el río prometiendo que no le hará ningún daño. ¿Cómo iba a hacerle daño, si la necesita para cruzar el río?

La rana accede y el escorpión se sube a sus espaldas para cruzar el río, pero a mitad del trayecto el escorpión pica a la rana.

La rana pregunta incrédula “¿cómo has podido hacer algo así?, ahora moriremos los dos…” ante lo que el escorpión responde “soy un escorpión, eso es lo que hacemos los escorpiones y no he tenido elección”.

La historia tiene muchas interpretaciones y no menos moralejas.

Una de ellas es que ciertas personas sacarán a relucir su maldad sin importarles las consecuencias de sus actos, incluso aunque sus actos terminen perjudicando sus propios intereses.

Otra interpretación es que la ambición sin límites puede llevar a ciertas personas a caer en una espiral autodestructiva y dinamitar las propias circunstancias que les llevaron al éxito en primer lugar.

Todas estas interpretaciones son válidas e interesantes, pero en el contexto que estamos tratando hoy – la definición de nuestra propia identidad – la fábula del escorpión y la rana pone de manifiesto cómo ciertos individuos se sienten obligados a comportarse según lo que se espera de ellos. Según lo que ellos mismos esperan de ellos. El escorpión termina picando a la rana – a pesar de que va en contra de sus propios intereses – porque eso es lo que hacen los escorpiones.

Quizás el escorpión no lo puede evitar, pero tú si puedes moldear tu comportamiento en función de tu propia identidad.

Nuestro comportamiento, al fin y al cabo, está dictado en gran medida por un afán de ser coherentes, consistentes y congruentes con nuestra propia identidad.

Nos afanamos por seguir el guión, por actuar de acuerdo a lo que los demás esperan de nosotros, y por ceñirnos a lo que esperamos de nuestros mismos (aunque nuestra opinión de nosotros mismos sea negativa y ahí precisamente está buena parte del problema).

Hay una gran diferencia entre sentirse estúpido, hacer una estupidez y ser estúpido (como bien sabía Forrest Gump).

Piénsalo.

Aprende A Crear Tu Identidad
Imagen cortesía de CineLessons en Tumblr

Sin embargo, la línea entre lo uno y lo otro es muy delgada, y no sólo en el plano puramente semántico.¿Quién no ha cometido una estupidez en alguna ocasión? ¿Quién no se ha sentido estúpido en alguna ocasión? A todos nos ha sucedido, pero eso no significa que seamos estúpidos.

Las etiquetas que nos imponemos a nosotros mismos – frecuentemente como resultado directo de errores y equivocaciones que no son más que una pieza integral de nuestro proceso de aprendizaje – definen nuestra identidad. Vivimos atrapados en la prisión de nuestra propia percepción y limitaciones que frecuentemente no son reales.

La inmensa mayoría de las personas que se sienten inútiles, estúpidos, vagos o incompetentes – todas esas personas que se creen incapaces de construir un negocio en Internet – han forjado su propia identidad, pero es una identidad errónea que no conduce a nada bueno.

Lo bueno es que no hace falta que seamos presos de una identidad que realmente no es la nuestra, o que hemos construido de forma accidental y sin darle demasiada importancia.

Para llegar a donde quieres estar mañana no basta con seguir los mismos pasos que te han traído a donde estás hoy. Tienes que transformar tu comportamiento, y la única forma de hacerlo de forma sostenible en el tiempo es construyendo tu propia identidad y limpiando la percepción que tienes de ti mismo.

Coge un papel y comprométete a escribir quién eres.

Qué es lo que te define, qué es lo que te hace único y qué es lo que te va a dar la pasión, la paciencia y la perseverancia para perseguir tus sueños hasta el final. ¿Cuál es tu esencia?

La identidad no es ni más ni menos que cómo te defines a ti mismo, ante ti mismo, en un ejercicio de sinceridad y convicción personal.

Las transformaciones duraderas empiezan con un proceso de introspección interno, incluyendo una definición de quién eres, cómo te relacionas, cuáles son tus valores y qué es lo que te mueve.

No sirve de mucho hacer un gran sacrificio para alterar tu comportamiento si antes no cambias tu identidad: puedes poner todo el esfuerzo, toda la tenacidad y toda la perseverancia que quieras, pero si mientras lo haces te sigues considerando un fracasado, eso es lo que serás.

No permitas que los factores externos, las circunstancias ajenas, la opinión de otras personas o el pasado definan tu identidad.

Hazlo tú mismo, y no esperes a mañana. Mejor empieza a hacerlo hoy.

¿Quién eres?

No hay una respuesta correcta, pero debes hacerte la pregunta cada día y definirte a ti mismo cada día. El mayor reto de la identidad es que no somos conscientes de lo que somos, y por eso dejamos que nos influencien factores externos.