Lecciones Empresariales De Walt Disney

Mi primer viaje a Disney World en Orlando fue en el verano de 1983.

Por aquél entonces, yo tenía siete años y vivía con mi familia en Washington D.C.

Por alguna razón (sospecho que para ahorrar algo de dinero), optamos por hacer el trayecto de 1.417 kilómetros por carretera, a bordo de nuestro flamante Ford Escort marrón metalizado, en lugar de tomar un vuelo a Orlando que hubiera sido bastante más rápido.

El trayecto duraba un par de días, quince horas aproximadamente, y a mi padre le gustaba tomarse las cosas con cierta calma y “disfrutar del paisaje”.

Nos alojamos en cómodos pero modestos hoteles de carretera, hacía un calor sofocante y el aire acondicionado de nuestro vehículo no parecía funcionar del todo bien (un día hicimos una breve alto en el camino para comer, y cuando regresamos al coche encontré mis queridas pinturas de cera de Mickey Mouse convertidas en un psicodélico puré multicolor).

Desde ese primer viaje he sido un fan incondicional de los parques temáticos de Disney – sus orígenes, su historia y su “storytelling” – pero a medida que me iba haciendo mayor, me seducía cada vez más la persona de su creador: Walter Elías Disney. Walt, para los amigos.

Walt fue un genio; un visionario muy adelantado a su época.

No sólo tenía una imaginación extraordinaria, sino que además tenía la capacidad de llevar a cabo sus sueños y realizar cosas que (sobre el papel) parecían absolutamente imposibles.

He estudiado la biografía de Walt Disney en mucha (pero que mucha) profundidad, y en el artículo de hoy quiero compartir contigo 5 valiosas lecciones de su vida que pueden ayudarte a consolidar un negocio de éxito en Internet.

Lecciones Empresariales De Walt Disney

Ten coraje para actuar

Una de mis lecciones favoritas de Walt Disney – probablemente la más importante de todas porque sin ella sería imposible poner en práctica las demás – se resume con esta frase:

“Todos nuestros sueños pueden convertirse en realidad, si tenemos el coraje de perseguirlos.”

– Walt Disney

Simple, pero demoledor.

No basta con “tener la intención” de construir tu propio negocio en Internet, “tener las ganas” de cambiar tu vida ni “tener el deseo” de alcanzar tus objetivos.

Mientras no hagamos algo más que “desear” o “querer”, nuestros sueños seguirán siendo meramente castillos en el aire.

En una de sus charlas más conocidas, el célebre orador motivacional Eric Thomas (más conocido como “The Hip-Hop Preacher”) aseguró que cuando tengas tantas ganas de triunfar como tienes de respirar después de estar sumergido un minuto bajo el agua, entonces es cuando lo conseguirás.

Pero no antes.

Ante un inesperado ataque de asma, explica Thomas, cuando parece que el aire no entra en tus pulmones, lo único que te preocupa es respirar.

No te importa lo que pongan en la tele esa noche, ni lo que vas a cenar, ni cuántas horas vas a dormir, ni cómo de cansado estás. No te preocupa salir de compras, ni piensas en irte a tomar una cerveza con los amigos.

Cuando te estás ahogando, lo único importante – lo único relevante – es respirar.

Muy pocas personas están dispuestas a renunciar a todo para triunfar, y de hecho la mayoría no están dispuestas a renunciar a nada.

La inacción, la falta de actividad y la falta de coraje para dar los pasos necesarios ante la adversidad son las principales causas del fracaso empresarial.

Frases de Disney

Es duro darse cuenta de esto, y si somos sinceros con nosotros mismos muchas veces descubriremos que realmente nosotros tampoco estamos dispuestos a renunciar a nada para conseguir nuestros sueños: Esa horita de Walking Dead antes de irse a la cama, esa partidita a la PlayStation, ese partido de fútbol con los amiguetes el sábado, las copas del viernes, dormir hasta el mediodía el fin de semana porque al fin y al cabo estás cansado de una agotadora semana y te lo mereces…

¿Cuál es tu objetivo – cuál es tu sueño – y cuántas ganas tienes realmente de conseguirlo?

Confía en ti mismo

“Cuando creas en algo, cree en ello de verdad. Cree en ello implícitamente y de forma incuestionable.”

– Walt Disney

Una de las bases de cualquier tipo de negocio en Internet (especialmente los blogs, los canales de YouTube, los podcasts y otro tipo de iniciativas basadas en la generación de contenidos de valor añadido) es la confianza.

Como repito una y otra vez en nuestro podcast de marketing online y negocios en Internet, la monetización (vender algo) es un componente esencial de cualquier negocio pero antes de vender nada necesitas una Audiencia a quién vender.

Pero no basta con tener una audiencia en minúsculas. Necesitas una Audiencia Fiel (en mayúsculas) que te conozca, que te respete y que confíe en ti.

Si tu no confías primero en ti mismo, es francamente difícil conseguir esa confianza de los demás.

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Walt Disney tenía una relación muy especial con su hermano, Roy.

Walt era el de las ideas y Roy era el que manejaba el dinero, pero rara vez se ponían de acuerdo en algo a la primera. Habitualmente Walt le presentaba a su hermano un nuevo proyecto, y éste le aseguraba que era imposible porque no tenían dinero. Walt continuaba presionando hasta lograr la aprobación de su hermano y obtener financiación para el proyecto.

A lo largo de su carrera, Roy (y otros) le aseguraron a Walt que aquello que pretendía hacer era imposible.

Antes del estreno de Blancanieves, por ejemplo, le dijeron que nadie se tragaría un largometraje animado. Le aseguraron que no se podía mezclar animación con actores reales. Le dijeron que su idea para un parque temático sería un sonoro fracaso. Le dijeron que Mickey Mouse era una nefasta idea porque los ratones asustan a las mujeres.

Walt demostró una y otra vez que sólo porque algo todavía no se había hecho no lo convertía en imposible. Y para lograr eso, uno debe de soñar a lo grande y tener una confianza inquebrantable en sus propias posibilidades.

Walt Disney murió 5 años antes de la inauguración de Walt Disney World en Orlando (el segundo complejo turístico de Disney después de Disneylandia). Ese día, alguien comentó que era una pena que Walt no viviera para ver su sueño a lo que Mike Vance (director creativo de la compañía por aquél entonces) respondió: “sí que vio su sueño, y por eso estamos hoy aquí todos los demás viéndolo también.

No tengas miedo a vender

“Diría que ha sido uno de mis mayores problemas en la vida… El dinero. Hace falta mucho dinero para convertir estos sueños en realidad…”

– Walt Disney

En este artículo te expliqué que el miedo a vender es una de las principales razones por las que fracasan muchísimos negocios en Internet (un terreno de juego donde triunfa el contenido gratuito).

Hay miles de bloggers, podcasters, YouTubers y demás creadores que aportan un extraordinario valor añadido a su Audiencia a través de los contenidos gratuitos.

Tienen legiones de fans, un “engagement” por las nubes y todo el tráfico del mundo, pero tienen miedo a vender. Les aterra.

Y, claro, sin ventas no hay negocio. Y antes o después se verán obligados a dejar de producir todo ese contenido gratuito (porque no lo podrán seguir financiando) y estarán perjudicando a esos Usuarios a quienes pretenden ayudar.

El miedo a vender productos o servicios entre emprendedores digitales en general (y bloggers en particular) es tremendamente común, y tiene tres causas principales:

  • Miedo al Producto
  • Miedo al Rechazo
  • Miedo al Fracaso

Pese a todos estos miedos, y pese a la mala fama que tiene el proceso de venta y las tácticas comerciales en general, saber vender es una habilidad crítica para construir un negocio.

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Walt creía en sí mismo, y no sólo creía ciegamente en sus sueños sino que estaba dispuesto a luchar por ellos. Estaba dispuesto a pasar a la acción.

A mitad de la producción de Blancanieves (el primer largometraje animado de la historia del cine) Walt se quedó sin fondos.

Algunos en Hollywood se referían ya a la disparatada producción como “La Locura de Walt”, e incluso su propia familia le rogó que abandonara el proyecto. Pero el visionario director terminó consiguiendo los fondos que necesitaba para terminar la película.

Para financiar la construcción de Disneyland (su primer parque temático en Anaheim, California), Walt convenció a la cadena ABC para invertir en el proyecto a cambio de contenidos gratuitos.

Los contenidos en cuestión que cedió Disney a ABC no eran más (ni menos) que un gigantesco publirreportaje del parque temático, lo que creó un interés sin precedentes por el parque entre el público norteamericano mucho antes de su inauguración.

En 1995, Disney compró ABC por 19.000 millones de dólares convirtiéndose en la segunda mayor operación hasta la fecha.

No hay que tener miedo a vender, porque por lo general los proyectos de éxito requieren una inversión que debe financiarse de alguna manera.

Exquisita atención al detalle

“Cada vez que subo a una atracción, estoy continuamente pensando qué falla y cómo puedo mejorar la experiencia.”

– Walt Disney

Un conocido refrán anglosajón asegura que el diablo está en los detalles.

Las pequeñas cosas – esas que a primera vista parecen anecdóticas e incluso irrelevantes – son las que realmente hacen funcionar (o fracasar) cualquier negocio dentro o fuera de Internet.

Walt Disney tenía por costumbre escudriñar cada pequeño detalle de sus parques temáticos, y precisamente esa atención al detalle fue uno de los pilares sobre los que erigió una de los mayores imperios empresariales de todos los tiempos.

Si nos remontamos a la edad de oro de la animación de Disney (películas como Blancanienves, Pinocho o Bambi), podemos concluir que la extraordinaria atención al detalle de estos largometrajes creó en la mente del consumidor una estrecha vinculación entre la marca Disney y el concepto de entretenimiento familiar de calidad.

Con el paso de los años, esta asociación de conceptos (Disney + entretenimiento familiar de calidad) permitió a la empresa fundada por Walt diversificar su oferta de productos y servicios incorporando parques temáticos en todo el mundo, cruceros (Disney Cruise Line), alquiler vacacional (Disney Vacation Club), cursos de formación (The Disney Institute) e incluso visitas guiadas por distintas ciudades del mundo (Adventures by Disney) entre otras muchas unidades de negocio.

Cuando el enfoque es algo tan básico como satisfacer al consumidor a través de una cuidada atención al detalle, el nicho de mercado concreto (hoteles, parques, cruceros o aventuras exóticas) es simplemente circunstancial.

Cualquiera que haya visitado un parque temático de Disney (Anaheim, Orlando, Tokio, París, Hong Kong y próximamente Shanghai), habrá advertido cómo sus empleados o “Cast Members” prestan una exagerada atención a los detalles más nimios.

Frases Disney Negocios

Cuando abren las puertas de Magic Kingdom en Orlando cada mañana, todos y cada uno de los detalles del parque deben de estar en perfecto estado; aunque ello implique tener que pintar o restaurar decenas de objetos y decorados al más mínimo signo de desgaste.

Cada noche, cuando los parques cierran sus puertas y el público duerme plácidamente en sus hoteles (gestionados también por Disney para controlar toda la experiencia) un ejército de ingenieros, pintores, restauradores, jardineros y personal de limpieza comienza su jornada para garantizar que antes de que amanezca todo esté como nuevo.

El visitante no puede percibir un parque de Disney como un lugar de cartón piedra que se desgasta y se ensucia; si realmente el objetivo consiste en que el visitante protagonice su propia película y se adentre en un mundo de fantasía, el primer paso es que todo lo que vea esté siempre perfecto.

¿Con qué asocian los Usuarios tu marca?

Acostúmbrate a prestar la misma atención al detalle por cada aspecto de tu negocio, y tus Usuarios percibirán algo diferente.

El Factor WOW

Como relata Thomas K. Connellan en el libro “Inside the Magic Kingdom: Seven Keys to Disney’s Success”, además de la atención al detalle el principal secreto del éxito de los parques Disney es su extraordinaria atención al Cliente.

Para empezar, desde la inauguración de Disneylandia en 1955, los trabajadores de los parques no se consideran meros empleados sino “Cast Members”; actores de reparto que forman parte de una gigantesca representación y que actúan de cara al público arropados por una meticulosa puesta en escena.

Así, en Walt Disney World cada empleado o Cast Member tiene una misión que va más allá de su cometido concreto en cada momento (por ejemplo vender recuerdos en una tienda, manejar una atracción o servir mesas en un restaurante).

Por encima de todas esas tareas, la responsabilidad última y más importante del Cast Member es dejar al visitante (que, por cierto, Disney llama “Invitado” en lugar de “Cliente”) con la boca abierta.

Eso es el factor “¡Wow!”.

El factor “¡Wow!” consiste en no limitarse a vender una entrada a un parque de atracciones, un refresco o un souvenir, sino en hacer felices a los visitantes que cruzan las puertas de un parque Disney.

Disney (cuya filosofía de atención al Cliente se estudia minuciosamente en las principales escuelas de negocio del mundo) considera como competidor no sólo a los demás operadores de parques temáticos como Universal Studios Orlando o Sea World, sino también a cualquier otra empresa con la que se relacionan sus clientes.

Por ejemplo, si alguien que visita Walt Disney World previamente tuvo una grata experiencia con su aerolínea (entendemos que esto es muy improbable, pero se trata sólo de un ejemplo), esa calidad de servicio se le quedará grabada en la mente y, de forma más o menos consciente, comparará ese estándar de calidad con el que reciba en Disney.

En un mundo cada vez más globalizado, Disney entiende que el concepto de competencia ya no se limita a enfrentar a un restaurante con otro restaurante, o a un hotel con otro hotel, para captar la atención del público.

En atención al Cliente, todos compiten con todos

Los Cast Members pueden y deben interrumpir sus tareas habituales para ayudar a un invitado en apuros, o simplemente cuando se presente la ocasión de crear un recuerdo inolvidable.

Hay numerosas anécdotas al respecto: desde el Cast Member que observa a lo lejos cómo se le cae un helado a un niño y se apresura a reponerlo, hasta otro niño que perdió su peluche favorito para encontrarse uno igualito – como por arte de magia – al regresar a su hotel.

Se estima que cada visitante tiene aproximadamente 60 oportunidades al día para interactuar con un Cast Member en Walt Disney World; la persona que te atiende cuando bajas a desayunar en tu hotel, el conductor del autobús o el ferry que te lleva al parque, el empleado que introduce tus tickets en los tornos…

Cada una de estas interacciones representa una oportunidad de oro para regalarle al invitado una experiencia única e inolvidable; una experiencia que el visitante recordará una y otra vez con su familia, y que probablemente no olvidará mientras viva.

Cada día, tú tienes numerosas oportunidades para cruzarte en el camino de tus Usuarios y dejar huella: un e-mail, una actualización en las redes sociales, un nuevo contenido…

¿Qué estás haciendo tú fuera de lo normal para dejar a tu Audiencia con la boca abierta?

Conclusión

Sin duda Walt Disney no era una persona perfecta (nadie lo es) y tenía sus sombras además de sus luces.

Sin embargo, no sólo fue un visionario sino que también supo pasar a la acción para convertir esas visiones en realidad.

Si algo podemos aprender de Walt es sin duda su tenacidad y perseverancia. Su vida no estuvo exenta de obstáculos, y no siempre tomó las mejores decisiones, pero la tenacidad le permitió hacer cosas con las que muchos otros ni siquiera se hubieran atrevido a soñar.

Walt tardó 16 años en conseguir los derechos de Mary Poppins (un delicioso cortejo a la autora P.L. Travers que podemos ver en la película “Al Encuentro de Mr. Banks” protagonizada por Tom Hanks). Más de 300 inversores se negaron a aportar capital para construir Disneylandia. Le despidieron de su primer trabajo en un periódico local por no ser lo suficientemente creativo (más tarde compraría ese mismo diario)…

Pero perseveró.

Tuvo la fuerza de seguir avanzando porque tenía un sueño – eso que suena un poco cursi así que en marketing lo llamamos “propósito motivador único” (que suena aún más cursi) – y creía en sus propias habilidades para llevarlo a cabo.

Cuando le preguntaron a Walt por el secreto de su éxito, dijo esto:

“Sueño, contrasto mis sueños con mis creencias, asumo riesgos y ejecuto mi visión para convertir esos sueños en realidad.”

Hoy en día, las claves del éxito empresarial no son demasiado diferentes.

Si Walt Disney – proveniente de una familia humilde y con una escasa educación – fue capaz de construir un imperio global de entretenimiento de la nada, ¿qué te impide a ti soñar con algo?