Cómo ser creativo: consejos de una fábrica de sueños

A estas alturas, querido Lector, probablemente ya sabes que soy un fanático de Walt Disney en general y de sus parques temáticos en particular.

Como te expliqué en este artículo, mi primer viaje a Disney World fue en el verano de 1983.

Después de esa primera peregrinación a uno de los focos globales de imaginación y creatividad, he tenido la fortuna de visitar el complejo de Disney en Orlando más de una docena de veces y en nuestro último viaje –allá por el año 2005– tres generaciones de la familia Feito coincidieron simultáneamente en lo que para mí sigue siendo el lugar más mágico del mundo.

No sólo no me aburro con tanto viaje a los parques Disney, sino que cada vez descubro algo nuevo y te puedo confirmar categóricamente que disfruto incluso más que los niños pequeños.

Pero no estamos aquí para hablar de parques temáticos, espectáculos de fuegos artificiales, mansiones encantadas ni piratas del caribe, sino para hablar de marketing digital y negocios en Internet. Pero verás, mi querido Lector, resulta que algunas de las lecciones más importantes que he aprendido sobre storytelling (el arte de contar historias), creatividad, marketing, atención al cliente y los negocios en general las he aprendido precisamente de Disney.

Así que te pido que me concedas el beneficio de la duda.

De hecho, hoy te voy a hablar sobre la imaginación y la creatividad (concretamente sobre cómo ejercitar tu mente para que sea más creativa) desde la perspectiva del departamento de Disney encargado de idear las atracciones y los espectáculos más sorprendentes. Vamos a estudiar cómo se aborda el proceso creativo en una de las mayores fábricas de sueños del mundo, a ver si podemos aprender alguna lección útil para nuestros respectivos negocios en Internet.

Como Ser Más Creativo

Hace más de 50 años, Walt Disney transformó radicalmente la industria del entretenimiento al aire libre introduciendo por primera vez el concepto de parque temático familiar; algo que no existía por aquel entonces tal como lo conocemos hoy, y que ya en su esencia representa un importante salto creativo.

A pesar de que la idea de Disneyland (el parque original de Disney en California inaugurado en 1955) brotó de la imaginación de una sola persona, Walt iba a necesitar la ayuda de un equipo multidisciplinar que no sólo compartiera su visión conceptual, sino que fuera capaz de ejecutarla.

Pero, ¿cómo se puede hacer algo que no se ha hecho nunca? Evidentemente con altas dosis de imaginación, creatividad y un poco de pixie dust o polvo de hadas.

Como he dicho tantas veces en La Academia de Marketing Online (nuestro podcast gratuito de marketing digital y negocios en la red) las ideas revolucionarias no sirven para nada si no eres capaz de convertir esas ideas en realidad. Como se ha puesto de manifiesto una y otra vez en el mundo de la tecnología (Bill Gates en Microsoft, Steve Jobs en Apple, Mark Zuckerberg en Facebook, Elon Musk en prácticamente todas las empresas por las que ha pasado…) el verdadero genio no es el que se limita a tener una idea, por muy creativa que sea, sino aquél que además es capaz de liderar a un equipo para trasladar esa idea del papel al mundo real.

Realmente nuestro enfoque no tiene ningún secreto. Continuamente nos movemos hacia adelante, abrimos nuevas puertas y hacemos cosas nuevas, porque somos de naturaleza curiosa. Y la curiosidad nos lleva por nuevos caminos. Siempre estamos explorando y experimentando. Lo llamamos Imagineering: la combinación de imaginación creativa y capacidad de innovación técnica.

–Walter Elías Disney

Y así nació Walt Disney Imagineering; un equipo creativo a caballo entre la imaginación (Imagination) y la ingeniería más sofisticada (Engineering) encomendado con la misión de convertir sueños y conceptos creativos en realidades tangibles.

Pocas veces una frase tan aparentemente sencilla captura la esencia y el espíritu de toda una organización empresarial. Sin embargo, con aquellas palabras, Walt Disney resumió perfectamente lo que era Imagineering: un novedoso concepto basado en aplicar los últimos avances tecnológicos al mundo del entretenimiento.

De alguna forma el concepto de Imagineering también supuso una revolución en el mundo de los recursos humanos corporativos, ya que por primera vez se optó por contratar a personal extremadamente cualificado para que trabajaran en proyectos totalmente distintos a lo que habían hecho antes. En otras palabras, desde sus inicios Disney Imagineering dependería de personas extraordinarias capaces de “pensar fuera de la caja” y encontrar soluciones creativas a problemas a los que nunca nadie se había enfrentado.

¿Cómo crear un castillo gigante en medio de California? ¿Cómo construir una ciudad que pareciera estar continuamente en llamas y siendo saqueada por piratas? ¿Cómo construir una mansión encantada con fantasmas que parecieran reales? Estos fueron sólo algunos de los retos que tuvieron que afrontar los primeros Imagineers en los años cincuenta.

En la actualidad Walt Disney Imagineering está compuesto por profesionales de más de 140 disciplinas distintas, desde jardineros (landscape artists) y arquitectos hasta expertos en informática y efectos especiales, y su trabajo fascina a millones de personas cada año. Su reto sigue siendo adaptar la visión de su creador –Walt Disney– a las nuevas realidades tecnológicas y culturales sin perder de vista el concepto original de diversión familiar.

Este grupo de hombres y mujeres ha sido directamente responsable de la creación de los parques de Disney en todo el mundo (primero Disneyland en California, los 4 parques de Walt Disney World en Orlando, Disneyland Paris, Tokyo Disneyland y Tokyo Disney Seas, Disney’s California Adventure, Hong Kong Disneyland y Shanghai Disneyland) más de 20 hoteles, restaurantes, parques de agua, tiendas, cruceros, la isla privada de Disney en el Caribe “Castaway Cay”, complejos deportivos como el Wide World of Sports de Orlando y decenas de proyectos creativos más. Sorprendentemente, algunas de las atracciones inauguradas hace más de 60 años siguen estando entre las más populares a día de hoy.

¿Cómo diablos lo hacen? ¿Cómo consiguen los Imagineers ser tan creativos una y otra vez?

Pues por fortuna ellos mismos han revelado sus secretos creativos en dos libros: The Imagineering Way: Ideas to Ignite Your Creativity y The Imagineering Workout: Exercises to Shape Your Creative Muscles. Y sí, tengo los dos libros, los he leído ya no sé cuántas veces, y te voy a contar algunas cosas que he aprendido para desarrollar tu propia creatividad.

Ideas Para Ser Más Creativo (The Imagineering Way)
Ideas Para Ser Más Creativo (The Imagineering Way)

1.) La primera regla es que no hay reglas

La creatividad –en su esencia más pura– significa que la mente puede soñar, imaginar y deambular en absolutamente cualquier dirección y sin ningún tipo de restricciones.

No existen reglas grabadas a fuego, ni milagrosas fórmulas magistrales, ni un libro de instrucciones para ser más creativo. Al fin y al cabo, eso iría en contra del propio concepto de creatividad: capacidad o facilidad para inventar o crear.

Aprender a ser creativo, por tanto, es una especie de paradoja o contradicción.

Sin embargo, no vamos a rendirnos tan fácilmente porque sí que existen una serie de conceptos que conviene tener muy en cuenta a la hora de estimular la imaginación y la creatividad en el contexto de los negocios. Y la primera noción que debes comprender si quieres aprender a ser más creativo es que el miedo es el principal enemigo de la creatividad.

Todos somos creativos por naturaleza, no hay más que ver jugar a un niño pequeño. Para los pequeños de la casa un sofá puede ser un barco pirata, un rollo de papel de cocina puede ser un catalejo y la alfombra puede ser un mar de lava que hay que sortear. La creatividad, la inventiva y la imaginación está en nuestro ADN. En el de todos y cada uno de nosotros.

Creatividad Infantil
Imagen cortesía de Pexels

El problema es que esa imaginación se va adormeciendo con el paso de los años, y progresivamente ocupa un lugar más discreto como resultado de la propia sociedad (que no es muy amiga de la creatividad) y sobre todo fruto del miedo: miedo a equivocarnos, miedo a que nos juzguen, miedo a hacer el ridículo, miedo a no tener ideas revolucionarias, miedo a ser diferente, miedo a que se rían de nosotros y miedo –sencillamente– a no ser lo suficientemente creativo.

Pero esa imaginación y esa creatividad sigue ahí. No ha ido a ninguna parte, simplemente se ha suprimido o ha pasado a una segunda fila.

Identifica cuáles son tus principales miedos con respecto a la creatividad, y habrás dado el primer paso en la dirección adecuada.

2.) Aprende a asumir riesgos

Hay dos formas de enfrentarse a una hoja de papel en blanco.

Por un lado, puede ser una experiencia aterradora.

Independientemente de lo que se supone que tienes que plasmar en ese papel –incluso si ni siquiera es un papel, sino quizás una nueva instalación de WordPress, un nuevo archivo en Photoshop o una cámara que está esperando para comenzar a grabar– frecuentemente es difícil saber por dónde empezar.

¿Sigues el camino convencional y haces lo de siempre? ¿Te mantienes en tu zona de confort?

Podríamos decir que la primera forma de enfrentarnos a una hoja de papel en blanco es doblegarnos ante nuestro instinto natural de supervivencia, y evitar asumir cualquier tipo de riesgo. Pero es evidente que si seguimos el camino habitual, los resultados serán los habituales. No hay recompensa para la monotonía, y toda la magia sucede cuando uno abandona su zona de confort.

Más fácil dicho que hecho, lo sé, pero para hacerlo primero hay que creérselo. Y una buena técnica para creerse algo es repetirlo una y otra vez.

Si quieres resultados extraordinarios, te sugiero enfrentarte a esa hoja en blanco de otra forma bien distinta. Te invito a ver esa hoja en blanco como un mundo repleto de posibilidades donde tienes la increíble oportunidad de dar el primer paso, de dibujar el primer trazo.

Es necesario asumir riesgos calculados, aunque ello implique necesariamente que vamos a cometer errores. Probablemente muchos errores.

No hay otra forma de avanzar en el desarrollo creativo.

Cuando uno asume riesgos, el fracaso es una posibilidad muy real. Pero si no asumes esos riesgos, nunca alcanzarás la creatividad porque como hemos visto anteriormente la propia definición de creatividad implica inventar o hacer algo de forma diferente.

Incluso los mejores cometen errores. De hecho, como decía Michael Jordan, los mejores son los que más errores cometen porque una y otra vez se empujan hasta el límite de sus posibilidades:

He fallado más de 9.000 tiros en mi carrera. He perdido más de 300 partidos. En 26 ocasiones me confiaron el tiro ganador y fallé. He fallado una y otra y otra vez en mi vida. Y por eso he tenido éxito.

–Michael Jordan

3.) Todo se aprovecha, nada se tira

Cuando mis hijos eran más pequeños, siempre venían a casa con los bolsillos repletos de cosas que se habían encontrado en el parque o en el patio del colegio.

No era un gran alijo –me temo que jamás trajeron un anillo de brillantes ni un billete de 50 euros– y ni siquiera ellos mismos sabían para qué iban a utilizar esos soldaditos mancos o esos cochecitos sin ruedas, pero contra todo pronóstico siempre terminaban jugando un papel crítico en algún juego.

Imagen cortesía de Pexels
Imagen cortesía de Pexels

Una vez más, es muy útil observar el comportamiento de los niños para comprender el proceso creativo. De la misma forma que ellos se resisten a tirar un juguete a la basura –aunque esté roto y aparentemente no sirva para nada– en el proceso creativo todo se aprovecha. Quizás no encuentres uso para una idea o un pedazo de información inmediatamente, pero en general el proceso creativo se basa en establecer conexiones entre distintas cosas que tenemos en la cabeza. Aunque esas cosas hayan entrado en nuestra cabeza hace mucho, mucho tiempo.

Por tanto, el tercer concepto crítico es no descartar ninguna idea. Las ideas son como las piezas de un puzzle, sólo porque ahora mismo no encuentres su lugar no significa que no la vas a necesitar más adelante para completar el proyecto.

4.) Una mente abierta y receptiva

La inspiración surge de los lugares más insospechados. Siempre.

Uno no se sienta en el sofá y decide “ponerse creativo” sino que un buen día, como por arte de magia y habitualmente en el momento más surrealista, BOOM. La idea “brota”.

Quizás hayas oído la leyenda de que el joven Isaac Newton descubrió la teoría de la gravedad accidentalmente cuando una manzana le cayó en la cabeza. Y, por supuesto, todos sabemos que Doc Brown inventó el condensador de fluzo para su máquina del tiempo cuando resbaló en el baño y se golpeó la cabeza.

No pretendo compararme con Isaac Newton (y muchísimo menos con Doc Brown, ese sí que era un genio), pero los episodios más escuchados y mejor valorados de La Academia de Marketing Online son aquellos donde comparto con los Oyentes alguna importante lección empresarial que aprendí no en los libros de marketing y negocios sino en mi vida cotidiana.

Los ruidos de mis vecinos, un largo vuelo Madrid-México, la relación de mis hijos con la flauta o una canción de Mary Poppins han inspirado algunos de mis mejores contenidos (incluyendo este artículo que estás leyendo).

¿Cómo es posible?

No tiene nada que ver con la inspiración divina, sino con el entrenamiento mental. Uno no se convierte en una persona creativa de la noche a la mañana, pero te garantizo que si cultivas una serie de hábitos que propicien un estado de “receptividad mental” las ideas creativas te vendrán con mucha mayor facilidad.

Acostúmbrate a ejercitar esas conexiones neuronales y a buscar patrones donde no son aparentes.

Observa cuidadosamente todo lo que te rodea y todo lo que sucede a tu alrededor, y trata de encontrar conceptos comunes, hilos conductores y similitudes. Concretamente, busca patrones entre lo que tienes delante de las narices y esas áreas donde quieres ser creativo.

Lee revistas o libros, visita páginas web, ponte a ver programas de televisión y habla con personas que no tienen absolutamente nada que ver con lo que haces tú. Descubrirás nuevos conceptos y empezarás a ver patrones como hacía Russell Crowe en la película de Una Mente Maravillosa.

Una parte de nuestro cerebro está diseñada para realizar esas conexiones y para encontrar sentido en el sinsentido. Si realmente te apasiona tu nicho de mercado, empezarás a ver relaciones entre esos mundos desconocidos y el tuyo que ya conoces sobradamente.

Difícilmente vas a tener ideas innovadoras, creativas y revolucionarias si tu inspiración solamente llega de aquello que conoces.

Durante los últimos años –aparte de mi conocida pasión por Disney– me ha interesado la arquitectura, la música clásica, la psiquiatría, la restauración de obras de arte, los relojes, la minería, el Bigfoot, las aventuras gráficas de los años ochenta y un montón de excentricidades más. Para que te hagas una idea, uno de los últimos libros que me han regalado va sobre los logotipos y la inconografía que utilizan los grupos terroristas internacionales.

Buscando inspiración en los lugares más insospechados
Buscando inspiración en los lugares más insospechados

Me he zambullido en esos mundos desconocidos, he buceado entre conceptos increíbles que previamente desconocía y en prácticamente todos los casos he encontrado similitudes o perlas de información que estaban estrechamente ligadas con el marketing online y los negocios en Internet.

Buena parte de mi Audiencia ha recibido este tipo de conexiones como un soplo de aire fresco en un nicho de mercado tremendamente saturado donde no es fácil diferenciarse.

Una vez más, podemos aprender mucho sobre el proceso creativo observando a los niños pequeños en acción. Les fascina una pompa de jabón, una estrellita de mar, una mariposa o la luna en el cielo. Todas estas cosas estimulan su creatividad, y van formando esas conexiones neuronales en su cerebro.

¿Cuándo dejaste tú de establecer relaciones entre unas cosas y otras?

Todo comienza con una chispa, y esa chispa puede convertirse en un grandioso fuego si avivas la llama. No ignores esa chispa, dale vueltas en la cabeza, mantén una curiosidad incesante y no dejes de roer ese hueso.

El proceso creativo no es sólo el resultado final o la idea en sí, sino el camino que seguimos para llegar hasta esa idea. Un camino que hay que disfrutar y que, por cierto, se suele recorrer antes si nos imponemos un poquito de presión.

5.) Ante la duda, piensa en tu Audiencia

El último consejo que quiero compartir contigo para aprender a ser más creativo es que te hagas las preguntas adecuadas.

No se trata de ser creativo porque sí. Por regla general estamos buscando la solución a un problema o una serie de problemas, por tanto primero de todo debes de ser capaz de articular el problema, el reto o la frustración antes de encontrar una solución creativa.

Da un paso hacia atrás, y vuelve a la esencia de lo que estás intentando hacer.

No permitas que los árboles de ideas te impidan ver el bosque, visualiza el resultado final que pretendes obtener y trabaja hacia atrás.

¿Qué es lo que realmente quiere tu Audiencia, tu público objetivo o tus Clientes? Empieza por ahí, y no des nada por hecho.

Recuerda que Henry Ford nunca hubiera inventado el automóvil si se hubiera limitado a rascar la superficie del problema –la gente quería un caballo más rápido– y Steve Jobs jamás hubiera inventado el iPhone si no hubiera comprendido la esencia del problema.

Conclusión

Y ahí lo tienes, querido Lector.

Algunas reflexiones sobre el proceso creativo, junto con unas cuantas ideas para estimular esos músculos de la imaginación y la creatividad.

Comenzamos este artículo con Disney y sus parques temáticos, así que tiene sentido terminar de la misma forma. Para ello viajamos hasta el pabellón de la imaginación en EPCOT (el parque más futurista de Walt Disney World en Orlando), donde un simpático dragón morado canta una canción que empieza así:

Una pequeña chispa de inspiración es el corazón de cualquier creación…

–Figment

Ahora te toca a ti.

Imagen cortesía de Etsy
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