Disonancia Cognitiva, Espejos De Feria Y El Autoengaño Del Emprendedor

A lo largo de la historia, el pensamiento crítico ha atravesado distintas fases con notables altibajos.

Por ejemplo, durante algunas de las etapas más brillantes de nuestra existencia, el pensamiento crítico ha impulsado revoluciones científicas, artísticas y culturales que han avanzado nuestra especie a pasos agigantados.

Sin embargo —en épocas más oscuras— la divergencia con el status provocó divisiones, conflictos bélicos y llevó a más de uno a la hoguera.

Como explica Matthew Syed en su libro Black Box Thinking, el pensamiento crítico ha sido y seguirá siendo uno de los motores fundamentales del progreso humano en todas sus vertientes, y resulta imposible concebir grandes saltos cualitativos en su ausencia.

El fracaso empresarial y los errores en general son piezas esenciales del aprendizaje —y por tanto son absolutamente críticos para el progreso— pero suele ser más fácil detectar la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio: nos apresuramos a ver los fallos de otros, mientras que distorsionamos nuestra propia realidad como el reflejo de un espejo de feria.

El emprendedor no es inmune a la miopía del autoengaño, y eso de trazar realidades paralelas en tu negocio, mi querido y fiel Lector, es un problema.

Disonancia Cognitiva

El arte del autoengaño llevado al extremo

En el verano de 1954, una ama de casa norteamericana llamada Dorothy Martin comenzó a predicar que la tierra sería destruida el 21 de diciembre por un ataque extraterrestre.

Ni un día antes, ni un día después.

Según su profética visión, sólo los verdaderos creyentes —su reducido grupo de “Seekers” o buscadores de la verdad— serían rescatados al alba por una nave espacial logrando ponerse a salvo de las terribles inundaciones que acabarían con el planeta.

Engaño Emprendedor

Dorothy se convirtió en la líder espiritual del grupo, y logró reclutar a decenas de seguidores que no dudaron en abandonar sus trabajos y familias para esperar con ella la llegada de la nave espacial.

El psicólogo Leon Festinger de la Universidad de Minnesota se enteró del caso a través de la prensa, y aprovechó la oportunidad para infiltrarse en el grupo con el fin de estudiar la reacción de sus miembros cuando previsiblemente comprobaran que el 21 de diciembre no se cumplía la profecía.

Cuando la realidad representa una amenaza

¿Qué podía pasar?

Bueno, pues técnicamente supongo que el mundo podría haberse acabado el 21 de diciembre de 1954 tal como había profetizado Dorothy y ahora mismo yo no estaría escribiendo este post (ni tú lo estarías leyendo)…

Amenazas De Un Emprendedor
Imagen cortesía de Pixabay

Pero tal como vaticina el principio de La Navaja de Ockham (la explicación más simple es la más probable), ese no fue el caso.

Lo que pasó fue que no pasó nada.

Lo lógico hubiera sido que los miembros del grupo se sintieran estafados por Dorothy al comprobar que el 21 de diciembre no se inundaba el mundo, ni venían los extraterrestres a rescatarles.

Acabarían por reconocer su error, volverían a sus vidas cotidianas con un mayor o menor grado de vergüenza y —sobre todo— no querrían volver a saber nada de Dorothy y sus fantasías nunca más.

Pero en realidad, sus seguidores reaccionaron de forma totalmente diferente…

Los miembros del grupo estaban preparados con sus maletitas esperando plácidamente el aterrizaje de la nave espacial en el jardín de Dorothy, pero la madrugada del 21 de diciembre —el momento crítico de la profecía— llegó y pasó sin ningún incidente.

Realidades De Un Emprendedor
Imagen cortesía de Pixabay

La noche dio paso al alba, el alba a la mañana, fue transcurriendo el día, y nada de nada.

Y entonces sucedió algo extraño.

El titubeo y la desilusión entre los “Seekers” de Dorothy duró apenas un par de minutos, dando paso al júbilo… ¡Ellos habían salvado la tierra!

Logros De Un Emprendedor
Imagen cortesía de Pixabay

La inquebrantable fe del grupo había desatado tal aluvión de energía positiva que los extraterrestres concedieron otra oportunidad a los terrícolas para corregir sus errores; y todo había sido gracias a ellos, y especialmente a su líder.

Distorsión y espejos de feria

¿Qué había ocurrido?

En lugar de alterar sus ideas (lo cual hubiera supuesto necesariamente reconocer una serie de errores y decisiones desacertadas), la mayoría de los miembros del grupo optaron por alterar su interpretación de la realidad para que siguiera en sintonía con sus ideas.

Crearon una realidad paralela, igual que esos espejos de feria que te hacen parecer lo que no eres.

Visión Emprendedora
Imagen cortesía de Archiexpo

Algunos años más tarde, Leon Festinger analizó el caso en su libro When Prophecy Fails y formalizó su teoría de disonancia cognitiva.

En su esencia, la teoría de la disonancia cognitiva sostiene que las personas tenemos la imperiosa necesidad de mantener nuestra coherencia interna a cualquier precio, incluso modificando la realidad o ignorándola por completo si es necesario.

Cuando cierta información nos incomoda, nos provoca malestar o representa algún tipo de amenaza para nuestra consistencia interna, preferimos alterar la evidencia para que encaje en nuestro esquema o directamente ignorarla.

El autoengaño en los negocios

La historia de Dorothy Martin (y todas las demás profecías del fin del mundo) son casos extremos, pero sirven para ilustrar la psicología del autoengaño.

Cuando nos vemos confrontados por pruebas que amenazan nuestras ideas o creencias, somos más propensos a tergiversar esa evidencia —ya sea de manera consciente o inconsciente— que a modificar nuestras creencias.

El miedo al fracaso y la resistencia a reconocer errores vuelve a salir a flote…

Hay ejemplos cotidianos para todos los gustos, desde el fumador que no es sincero consigo mismo al contar los cigarrillos que fuma diariamente hasta el alcohólico que considera que beber a las 11:59 está mal, pero hacerlo a las 12:01 está bien porque ya es por la tarde.

El Autoengaño En Los Negocios
Imagen cortesía de Pixabay

Como te explicaba al principio, el pensamiento crítico es la base de todo progreso y esto también es aplicable al mundo de los negocios.

Si quieres construir un negocio de éxito, es imperativo aprender a analizar la realidad objetivamente y sin distorsiones para poder detectar errores, corregirlos y seguir avanzando.

Así es como han surgido los grandes descubrimientos científicos, y así es como se construyen los grandes negocios: la mejor continua, esa sucesión de pequeños pasos uno detrás de otro que hemos comentado aquí en numerosas ocasiones, no es más que ir corrigiendo pequeños errores.

Pero, claro, para eso hay que estar predispuesto a ver los errores.

La disonancia cognitiva y el autoengaño también afecta a los emprendedores.

Cuando las cosas salen bien, nos atribuimos todo el mérito. Tendemos a venirnos arriba porque somos muy listos, muy guapos y muy trabajadores, y nos creemos infalibles.

Sin embargo, cuando las cosas salen mal, frecuentemente nuestra primera reacción es culpar a los demás o buscar circunstancias ajenas…

“¿Cómo me puede pasar esto a mí con lo listo, lo guapo y lo trabajador que he sido? No lo estoy haciendo mal, es sólo cuestión de tiempo… Voy a ignorar todos esos comentarios constructivos que no me gustan, y voy a descartar todos los casos que demuestran que quizás me estoy equivocando”

¿Te suena? No pasa nada, a todos nos ha pasado alguna vez.

Un emprendedor sin capacidad de autocrítica tiene un recorrido limitado. En cambio, aquellos que saben reconocer sus errores e interpretar la evidencia tal como es —sin trampa ni cartón— tienen mayores probabilidades de éxito.

Y tú, ¿qué ves cuando te miras en el espejo?