El Bambú Chino Gigante

Muchas de las lecciones más poderosas que he aprendido sobre el marketing digital y los negocios en Internet no las he aprendido en los libros ni en las universidades, sino observando la vida cotidiana.

Así de fácil, así de sencillo.

Puede que me equivoque, pero esa es mi experiencia personal y llevo ya unos cuantos años (15 concretamente) haciendo esto. Supongo que algo habré absorbido, aunque sea a base de repetición.

Ponte cómodo, querido Lector, porque hoy te voy a contar una historia. No te preocupes, no voy a robarte mucho tiempo.

Vaya por delante que la historia que vas a leer a continuación no es mía. Se la he leído a mi amigo Francisco Alcaide (a quién por cierto tuve el placer de entrevistar aquí en mi podcast) y también se la he escuchado contar al gran Zig Ziglar (a quien no he podido entrevistar en mi podcast, fundamentalmente porque murió en 2012).

Independientemente de la autoría, la historia realmente merece la pena. Créeme.

Como te decía hace un minuto, muchas de las lecciones más importantes no se aprenden en los libros, ni en las universidades, sino simplemente observando lo que sucede a nuestro alrededor.

Las claves del éxito están ahí mismo, delante de nuestras narices, pero hay que saber verlas.

Resulta que de entre las 422.000 especies de plantas que existen en el mundo (eso dicen los expertos, no sé quién las habrá contado), el bambú chino gigante es una de las más resistentes de todas.

Desde hace ya miles de años, el bambú ha sido un material imprescindible en la construcción e incluso a día de hoy se utiliza para fabricar andamios, cimientos y viviendas en buena parte de Asia.

Pero el bambú chino no nace así de fuerte. ¡Más bien todo lo contrario!

Después de plantar la semilla, pueden pasar hasta 5 largos años sin que se vea absolutamente nada (excepto un diminuto brote) porque durante este tiempo el crecimiento del bambú es subterráneo.

Durante media década, la magia sucede bajo tierra: se está tejiendo un complejo entramado de raíces que se extiende vertical y horizontalmente en el subsuelo.

Al final del quinto año, el bambú chino “explota” y crece velozmente (hasta un metro cada 24 horas) llegando hasta los 25 metros de altura. Aproximadamente 8 veces más alto que una canasta de la NBA.

¿Qué importancia tiene todo esto en marketing online y la creación de negocios en Internet?

Entiendo que te lo preguntes. Posiblemente pienses incluso que me he lesionado el lóbulo frontal.

Pero tiene que ver absolutamente todo. No me he vuelto loco. Del todo. Todavía.

Historia Bambú Chino

Si estás leyendo este artículo ahora mismo – si estás suscrito a mi lista de amigos y/o si escuchas mi podcast – probablemente es porque te interesa el marketing digital y los negocios en Internet.

Y si no es así, he metido la pata seriamente por algún lado.

El caso es que si no te ha sucedido todavía, seguramente un buen día se te ocurrirá una idea – un blog, un software, un podcast como el mío o quizás un canal en YouTube – y decidirás perseguir tus sueños.

Te formarás, comprarás tu dominio (aquí te explico cómo montarlo todo en 15 minutillos), y  en definitiva “pasarás a la acción”, como decimos los cursis del marketing digital.

Miles de personas empiezan así.

Entonces, siembran y trabajan con ilusión y constancia, pero los resultados no terminan de llegar. O, al menos, no llegan los resultados que ellos esperaban.

Ante la duda, la debilidad emocional y la ausencia de resultados inmediatos, la inmensa mayoría abandona. Tiran la toalla. Se rinden. Porque todo está en la cabeza.

Prefieren dedicarse a otra cosa, porque perseguir sueños es muy difícil. Es mucho más fácil seguir siendo un zombi corporativo y darle la razón a todos esos que decían “no se puede”.

Sin embargo, un pequeño grupo de “valientes y valientas” decide seguir adelante. Decide ignorar al escéptico vecino del cuarto, y al envidioso tío-abuelo que nos encontramos en bodas, bautizos y comuniones.

Este pequeño grupo se mantiene firme, trabajando con pasión, perseverancia y paciencia – las 3 claves del marketing online – tejiendo una sólida estructura de raíces como el bambú chino.

Sí hay resultados, claro que los hay, pero frecuentemente no se ven a simple vista. Al fin y al cabo, ¿que te dejen un comentario en tu blog es un gran resultado? ¿Que alguien comparta tu contenido es un gran resultado? Para muchos, no lo es.

Pero se está construyendo una base resistente “bajo tierra”, unos cimientos sólidos para lo que está por venir. Se está construyendo una Audiencia, se están implementando los mecanismos de comunicación con esos Usuarios, y se está demostrando una propuesta de valor.

Y de repente, un buen día sin previo aviso, todo se precipita… Boom.

El bambú chino gigante explota. Empieza a germinar, los primeros brotes dan paso a las primeras ramas, y llega el crecimiento de verdad.

Realmente el bambú chino me importa un comino.

Lo importante es el crecimiento explosivo de TU negocio; ese negocio que comenzó como un simple sueño. Llegados a ese momento, los que han perseverado verán cómo la Audiencia y la Monetización (los dos ejes del marketing digital) crecen al unísono como por arte de magia.

Pero, claro, no es magia. Aunque es fácil de confundir y es normal que algunos lo vean así.

Antiguamente, los agricultores orientales pensaban que el bambú tenía propiedades mágicas y por eso crecía tan deprisa. Pero los científicos saben que la explicación real está en los nódulos del tallo donde se apilan millones de células que se hinchan y se despliegan al crecer como si se tratara de una caña de pescar telescópica.

El bambú chino jamás podría crecer hasta los 25 metros de altura si no tuviera debajo una compleja estructura de raíces para soportar ese peso.

Y tú jamás podrás construir un negocio sólido y rentable en Internet si no tejes primero una base sólida basada en la pasión, un público objetivo claramente definido y una clara propuesta de valor añadido.

Puedes hacerlo por tu cuenta, o si lo deseas yo puedo ayudarte a hacerlo.

Pero en cualquier caso, atrévete a ser bambú.

* Este artículo está dedicado con mucho cariño a Francisco Alcaide; autor de un libro (Aprendiendo de los Mejores) que todo emprendedor debería tener en la mesita de noche.