¿Publicidad interactiva en los libros?


Imagínese por un momento que está tranquilamente leyendo un libro y en una determinada parte – digamos que en la página 10 por ejemplo – los protagonistas van a cenar a un restaurante. ¿Qué le parecería si la página siguiente mostrara anuncios relacionados con restaurantes en su zona, nuevos vinos u ofertas recomendadas?

Posiblemente a muchos aficionados de la lectura – entre los que me incluyo – esta hipótesis les parezca una soberana aberración, pero pensemos por un instante en la generación «eBook» y más concretamente en la generación Kindle. Pensemos en todos aquellos adolescentes, y otros más mayorcitos, que apenas leen un par de libros «convencionales» al año y eso generalmente por prescripción académica obligatoria.

Amazon ha solicitado la tramitación de una patente que esencialmente permitiría la inclusión de anuncios dinámicos dentro de sus libros electrónicos… Parece improbable que Amazon se aventurara a servir publicidad en aquellos libros que la incipiente base de Usuarios de Kindle han pagado por descargarse, pero ¿y si la publicidad permitiera a millones de Usuarios a acceder a determinados contenidos literarios por un precio muy reducido o incluso de forma gratuita? Si yo tuviera uno de estos aparatejos – y no descarto para nada hacerme con uno próximamente – desde luego no me importaría así a bote pronto.

El segmento de los libros electrónicos está todavía en proceso de maduración pero este tipo de iniciativas – a pesar de lo surrealista que pueda parecer en estos momentos – demuestran que hay un altísimo potencial. Los que optaron por prohibir cualquier cosa que oliera a eBook en la pasada edición de la feria del Libro de Madrid corren un elevado riesgo de pasar las mismas dificultades que están sufriendo actualmente muchos periódicos y medios de comunicación online. Del mismo modo, si ciertos contenidos pudieran ser ofrecidos de forma gratuita o sustancialmente rebajados siendo éstos subvencionados mediante la inclusión de publicidad quizás – y sólo quizás – tendríamos un modelo para minimizar la proliferación de descargas audiovisuales que no conllevan remuneración alguna para sus creadores.

La solución ante las aparentes amenazas del progreso tecnológico no es mirar para otro lado ni tratar de poner barreras, sino todo lo contrario.